jueves, 18 de diciembre de 2008

Sin despedidas

Eran las 3 Am y ella sin esperanzas de conciliar el sueño; en la casa todo estaba en su lugar excepto sus pensamientos que parecian esparcirse cual fantasmas por los interminables pasillos desiertos iluminados por el resplandor de la luna, que se escabullia tímda por la ventana, destinada a morir en un rústico parquet.
Ya no quedaban rastros de la mujer-niña que habia sido alguna vez... completamente llena de esperanzas, una persona alegre. Y si, como suele suceder el paso del tiempo va dejando que la vida se deje ver tal como es; entonces uno recuerda con cierta melancolia tiempos mejores y la vida parece ser una montaña rusa descarrilandose constantemente, el estar en manos del azar es sencillamente fatal.
Entre divagues matutinos logré recordar fantasmas del pasado, que vienen titulandose recuerdos para quitarnos el sueño, con un tinte melancólico, por decirlo de alguna forma me transporté tres años atrás situándome en cualquiera de esos días. Cai en aquel verano a la tarde... el pasto fresco con ese olor tan particular de tierra húmeda, y yo reposada en tus piernas mientras vos acariciabas mi pelo esa tarde sin fin... Si. Fué quizá el deseo de haber plasmado ese momento en la eternidad, que percibí que los dos tuvimos. No fué la última vez que te vi, sin embargo es el último recuerdo tan fuerte (casi real que puedo tocar con las manos de mis sueños) que tengo de vos. Volví a la realidad tan repentinamente que no pude notar que el parquet habia devorado a la luna por completo, ya comenzaba a clarear el sol, dejando en evidencia un día más lo difícil que se había vuelto la vida para mí después de tu partida. Si por lo menos estuvieras en este mundo aún!
Se justificaría de alguna forma lo dificil que me es amar... a alguien.

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